- Consigue una barra de jabón duro y polvoriento. Los mejores jabones para tallar son los que producen un polvo fino cuando se raspan, en lugar de que sean blandos como masilla o que se descamen en trozos grandes. Busca una barra de jabón que sea gruesa y que no tenga su lado trasero curvo, ya que tendrás más suerte en lograr lo que quieres a partir de una forma común.
- Raspa las marcas propias del jabón. Remueve cualquier surco decorativo en los bordes. Usa un cuchillo de hoja larga para rasurar cualquier costado con escritura o símbolos impresos; rebana todo el costado hasta que las impresiones no sean más visibles.
- Esboza la forma del objeto que quieres de cada lado. Mira cada lado de la barra de jabón y trata de imaginar qué aspecto tendría el objeto terminado desde ese ángulo, si se lo observara como un esbozo bidimensional. Talla este perfil en la barra. Revisa tus contornos de cada lado a medida que esculpes, y evalúalos uno con respecto al otro en cuanto a altura, tamaño y posición para asegurarte de que están alineados.
- Pica gradualmente el jabón fuera de los contornos. Con ésto, tendrás una forma tridimensional rugosa, como si la escultura terminada estuviera revestida de una capa gruesa de cera. Imagina a la escultura de esta forma para orientarte sobre cómo continuar reduciéndolo hasta llegar a la forma que quieres.
- Refina la forma del tallado. Nuevamente, esculpe líneas para indicar las formas que quieres y gradualmente redúcelas hasta lograrlas. Usa un cuchillo para artesanías que termine en una punta pequeña para llegar a las hendiduras pequeñas. Mientras tallas el jabón, remueve el polvo usando un pincel para rubor en lugar de soplarlo; esto evitará que el jabón se humedezca.